lunes, 21 de octubre de 2013

Lágrimas van...lágrimas vienen...

 
 
Hoy hablaba con mi amiga Xime, una chica muy agradable, supongo que en algún momento contaré algo sobre ella, me cae bien. Estábamos hablando del karma, tengo una teoría que compartí con ella y tiene que ver con una historia de hace un tiempo.
 
Cuando tenía 24 años conocí a una chica preciosa, creo que me enamoré de ella al segundo de verla, para mi buena fortuna ella se enamoró de mi, fue mi primera polola, claramente no contaré esa historia, solo era necesario contextualizar lo que viene. Como todo lo que inicia, esta historia también tuvo un final, la dejé de amar y terminamos, sin darme cuenta la hice sufrir mucho, tontamente creí que manteniendo a su lado como "amiga" podría contener su dolor, no fue así, la dañé profundamente, me alejé a la fuerza, pasó el tiempo y me la volví a encontrar, ahora era ella la que me contenía, mis lágrimas pertenecían a otra mujer, pacientemente estuvo conmigo, me acompañó en cada cosa loca que se me ocurrió, fue una gran amiga, llegó otra mujer a mi vida y nuevamente me alejé, no supe conciliar ambos mundos, el de la amiga que siento que jamás dejó de quererme y el de la polola que me exigía que ella fuera mi mundo. En fin, como algo que se ha mantenido como una constante en mi vida, otra historia se acabó, ahora estaba del otro lado de la vereda, era a mi la que consolaban como amiga, era yo la que entregaba mi amistad incondicional a una mujer que me había dicho que no me amaba y creo que su cariño por mi no le permitía dejarme del todo, así como también he pensado que parte de su egoísmo y vanidad la hacían mantenerse cerca, tan egoísta y vanidosa como yo, que sin darme cuenta ofrecí una amistad años atrás que no era capaz de dar, ahora era yo la que estaba recibiendo una cucharada de mi propio chocolate.
 
Derramé mil lágrimas, las mismas que una vez derramaron por mi, cuando entendí que me estaban entregando la misma amistad que yo una vez le ofrecí a una dulce muchachita, aprendí a respetar el dolor del quiebre, quizás las cosas hubiesen sido más simples de sanar si yo no hubiese estado ahí, empecinada en ser "su amiga"...ya que estoy segura que mi herida hubiese sanado antes si no me hubiesen ofrecido "su amistad". Mujeres distintas, escenarios diferentes, miradas contrarias, las mismas lágrimas.
 
Qué conseguí de esta historia, que hay que aprender a liberar y liberarse, a retirarse y dejar que se marchen, quizás el tiempo me permitirá volver a verlas, con las heridas completamente sanas y simplemente mirarlas, sonreír y seguir mi camino deseando que las próximas lágrimas sean de felicidad.
 

(imagen de http://nosoysolterasoysingle.blogspot.com/2013/02/bendito-karma.HTML)

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