lunes, 21 de octubre de 2013

La edad, cruel numeración cronológica, que nos sitúa en puntos diferentes de una línea de tiempo.

  
 
           Dream no existe, o sea, debe existir, pero en mi mundo es un personaje, a ratos creo que el principal de un chat que he visitado, creo que es parte de mi pasado, según conversaciones que hemos tenido, cuando era más chica y al creerme la única lesbiana del mundo, descubrí ese mundo del chat, hoy, que claramente sé que no soy la única lesbiana del mundo, volví a visitar una sala virtual, asumo que buscando conversaciones e historias que no me atrevo a buscar en el mundo real. Bueno, volviendo a Dream, hoy hablé con ella, siempre me ha llamado la atención, desde que vi su Nick me hizo sentir que ya la conocía, la verdad es imposible, vive en una región diferente a la mía y yo no conozco a nadie de este chat, jamás le he visto el rostro a ninguna de ellas y ellas tampoco me conocen a mi. Hablamos de la edad, hoy como casi todas las noches en que nos acordamos que somos representantes al parecer de décadas diferentes, yo estoy en mis 30, ella, no lo sé, desconozco su edad, pero siempre me dice que soy una niña, yo no lo considero así, de hecho me muero de ganas de sentirme una mujer...hay Dios, me estoy enredando y solo quiero llegar al punto de la edad.  
 
Cada vez que entro a esta sala, me doy cuenta que una de nosotras manifiesta su punto con respecto a la edad, una recuerda que se enamoró de una menor, la otra juramenta su amor a una mayor, a la otra una más pequeña le partió el corazón y a la de más arriba en la lista, una mujer con rostro de niña le quita el sueño. La edad, cruel numeración cronológica, que nos sitúa en puntos diferentes de una línea de tiempo, la edad que nos separa o que nos seduce con su encanto, la menor busca en la mayor la experiencia que le puede entregar (eso creo), la mayor quien sabe qué busca en esa mujer que aun no ha vivido ni la mitad, pero que con solo mirarla hace que el mundo desaparezca y su insolencia hacia la experiencia, creyéndose dueñas del mundo nos envuelven y caemos en su embrujo. La edad que nos indica el como deberíamos comportarnos, el valor con el que medimos nuestros triunfos y fracasos, marcamos nuestros avances y retrocesos, nuestros amores y dolores, así como también el olvido. La edad y el tiempo, aliados que corren en sentido contrario y otras veces a la par nos pasan por encima.
 
Hoy gané un punto, Dream me dijo que le daría la oportunidad a una de 30, sin olvidar la rotura de corazón que debe llevar a cuesta, yo no sé si le daría la misma oportunidad a una menor, que a la vez era más grande que yo...porque con el tiempo entendí que la edad no es más que un número marcado en el calendario personal, en el mío dice 32, a ratos creo que son 15, 8 o quizás 90.
 

1 comentario:

  1. Gracias por mencionarme y hacerme real, hacerme salir de un chat para convertirme en quien te lee y quien te comentará algunas entradas. A mí también me pareces conocida o como si te ubicara, cosa que es imposible, aunque creo en las cosas extrañas de la vida... Y el tiempo, la edad y todas esas vainas....sí, tienes razón son barreras que una se coloca por, en mi caso, decepciones, pero siempre hay que volver a creer... dar y darse posibilidades.
    Un abrazo y sigue escribiendo, hay años de palabras que quieren salir y se nota... ;)

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