viernes, 13 de junio de 2014

VIH...negativo...

   

Ya no recuerdo cuando fue la primera vez que me hice el examen de VIH, aunque sí tengo muy claro el que me hizo pasar más susto...y ese fue el examen que me hice tres meses después que descubrí a mi polola engañándome con una chica a la que yo consideraba mi amiga, vaya amiga!!!...Y como toda amiga, nosotras en algún momento compartimos esos instantes en que nos pedimos algún favor o nos contamos un secreto de esos que no pedimos o contamos a cualquiera. 

Tiempo atrás en una conversación entre amigas les conté que un compañero de Instituto me presentó a una chica que se prostituía y que ella al enterarse que yo era lesbiana, me había preguntado si estaría dispuesta a hacerlo ya que me pagarían bastante bien, también les conté que rechacé la propuesta, pero que eso no había significado que mi incipiente amistad con esta chica se hubiese diluido, al contrario, nos habíamos entendido bastante bien, ya que a mi no me generaba ningún rechazo su estilo de vida. Alejandra, ese día se acercó y me dijo...serias tan amable de contactarme con tu amiga, estoy muy corta de plata y creo que yo si estoy dispuesta a aceptar la oferta que a ti te hicieron, la miré con cara de asombro, no puedo negar que me incomodó la consulta ya que nosotras eramos amigas de nuestras respectivas parejas, le ofrecí ayudarla con dinero pero no aceptó, ella quería que le presentará a esta muchacha...y fue tanta la insistencia que se dio a lo largo de varios días que accedí a darle su número...

Resumiendo la historia les cuento que mi polola trabajaba con Alejandra, y yo a su vez trabajaba con ellas los fines de semana, con el tiempo conocimos a su pareja y las cuatro nos hicimos amigas, por lo tanto era normal pasar nuestros fines de semana compartiendo nuestros hogares, siendo visitas recurrente, todo en apariencia normal. El ambiente comenzó a ponerse raro, mi relación se fue transformando en un pequeño infierno, de esos que uno aporta con la locura, la ceguera, la promesa de que todo estará bien,  los celos, la angustia...ya dije la locura, si, claro que lo dije, pero es necesario recalcarlo, la paranoia, la realidad, el dolor, las lágrimas, el fracaso...en fin, ese infierno personal que podría evitarse con un poco de honestidad...

Cuando descubrí o mejor dicho confirmé el engaño, recuerdo que sentí que se daba vuelta mi vida, que no tenía ni pies ni cabeza...me dolió, le grité, lloré...me enojé...me nublé...y cuando una mujer está dolida y la rabia te supera ya que estás enojada con quien te traicionó, pero más enojada estás contigo misma por saber que ya hace rato podías haber terminado con esa historia y todo era tan simple como ser honesta...pero algo pasa dentro de nuestra cabeza y corazón, algo se activa, un mecanismo de defensa que nos quiere proteger pero a la vez no nos deja ver con claridad. Ese día me fui del departamento para nunca más volver...

Una noche, estaba muy cansada y en medio de la noche tomé mi celular, tenía un mensaje que decía..."Hola, te acuerdas de mi...soy Susana...hace mucho que no hablamos..." En ese momento sentí nauseas, la memoria me hizo retroceder un par de meses cuando hablé de Susana, era la chica que me había hecho la propuesta para prostituirme, era la chica que Alejandra buscaría para aceptar esa oferta y que yo no sabía si se había concretado o no, recordé una parte de la historia que ese día no conté...Susana me había dicho que con mi carita dulce, siendo lesbiana y si no usaba protección, me pagarían todo el dinero que yo quisiera... Horror!!!, imaginé toda la noche que Alejandra había aceptado la propuesta,  y que en busca de más dinero optó por la vía con más riesgos, imaginé la cantidad de veces que estuvo con mi ex polola y que luego ella volvía a nuestra casa, a nuestra cama, a nuestra intimidad y me sentí vulnerada, herida, expuesta...

Tuve que esperar tres meses para hacerme un examen, fueron días eternos, parecía que el tiempo se multiplicaba, en lugar de pasar los días, tenía la impresión de que se agregaban al calendario. Por fin llegó el momento, me tomé mi examen y esperé los resultados. Resultado: Negativo.

Han pasado varios años de esa historia, la recordé ayer mientras hablaba con unos compañeros de trabajo que se sorprendieron mucho cuando les pregunté si ellos se habían hecho alguna vez el test, me miraron con cara de desconcierto, ni siquiera se les había ocurrido pensar en averiguar el procedimiento para realizarlo, les conté la historia de la infidelidad de mi ex polola (ellos creen que es pololo) y de la confianza ciega que hasta ese minuto yo tenía hacia mi pareja y como después de ese día nunca más pude recomponer, tanto así que jamás nos volvimos a ver y que dejó como huella el que siempre antes de iniciar una relación me hago el examen y abiertamente pido que se lo hagan, sin importar si es casi una santa, que me ha tocado conocer mujeres de ese estilo, así como también una vez salí con alguien que por palabras propias ella no llevaba una lista de las chicas con las que había tenido sexo, solo porque la memoria no le daba para tanto. Al final, es más fácil tener la conversación, poner las cartas sobre la mesa, hacerse el examen, si el resultado es negativo, tan amigas como siempre y quizás algo más, si el resultado es positivo, toma los resguardos, infórmate, no discrimines, ojalá no te alejes, solo frente a lo desconocido nos asustamos, pero si sabemos, si conocemos, si estamos al tanto de lo que realmente es importante, las paredes del miedo caen, no hay limitantes para sentir, quizás te ganas una buena amiga o quizás te debes la oportunidad de tener una historia de amor, con una vida plena en todos los ámbitos, en definitiva en el corazón no se manda, pero somos dueñas de nuestras acciones. 

Imagen desde http://www.cronicanorte.es/sanse-contra-el-sida/30520/sida




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