jueves, 22 de enero de 2015

Departamento 108

  
   

No me acuerdo del día, ni del año...sé que fue un sábado de junio, la hora, cerca de las 19:30, ya había oscurecido cuando en medio de una céntrica calle del gran Santiago toqué el timbre del departamento 108, hace tiempo que no lo hacia, venía con el pretexto de saludar por un cumpleaños atrasado, en realidad, extrañaba esa conversación calidamente tensa...

No tuve que esperar mucho, ya sabía que vendría, me hizo pasar, el aroma a té verde inundaba como siempre el lugar, a mí no me agradaba, pero cada vez que lo sentía, sonreía y pensaba en ella, y como siempre, al segundo, volvía a detestar ese aroma, esta vez no fue la excepción. Entramos, nos saludamos con un cordial beso en la mejilla, me senté en el piso de su cocina americana, ella volvió a su computador, escribía afanosamente mientras yo jugueteaba con unos lápices...le dije..."feliz cumpleaños"...apenas me miró, me dijo..,"fue la semana pasada"...sonreí y me acerqué para entregarle su retrasado regalo...volví a mi ubicación original...y el silencio nos invadía...como siempre...tenso y cálido en un solo momento. 


Cuando se dignó a abrir el regalo, me miró y sonrió, sabía que le gustaría, nunca me dejó meterme ni en su cabeza ni corazón, pero al estar cerca se descubren las cosas esenciales, con un gesto me invitó a acercarme, me senté a su lado, en ese incomodo sillón donde iniciamos esa extraña amistad... me preguntó si tenía frío, sin esperar respuesta, tomó mis manos entre las suyas, las besó y no me dejó escapar de ese instante...me pregunta...por qué siempre te demoras tanto en besarme, yo como cada vez que me consultaba ...no respondí, solo me acerqué y rocé sus labios con los míos...


Te quieres quedar esta noche....

Sí...quiero... al segundo de pronunciarlo me arrepentí...el trato tenía implícito el hecho de no quedarme, de no entregar ese espacio de intimidad...

La cama estaba más fría que la última vez que estuve en ella, algo raro pasó en mí al sentir ese escalofrío que recorrió mi cuerpo, hicimos el amor, aunque en realidad fue solo sexo, hace tiempo que no había más sentimiento que el de una amistad mal entendida que se sostenía en el placer de la conversación, calor, tensión...

Me abrazó muy fuerte, besó mi hombro y aspiro el aroma de mi cabello...se produjo un silencio que interrumpió con una pregunta.... cuándo vas a conocer a alguien?... eres una buena chica, mereces que te amen...otro silencio, luego un suspiro...como siempre, respondí que no quería, mi soledad era una buena compañía, insistió con la pregunta...le dije, tú sabes que cuando yo esté con alguien nunca más estaré en tu cama, que renunciaré a esto y me entregaré a ella en cuerpo y alma...no respondió de inmediato...luego murmuró... lo sé, yo no tengo nada para ofrecerte...volví a sonreír...y mirándola de frente respondí...yo no quiero nada tuyo, bien lo sabes..y la besé nuevamente a modo de despedida. Nos dormimos o quizá como yo, fingió entrar en un sueño profundo...anhelé la comodidad de mi cama.

Debo haber caído en un sueño entrada la mañana...sentí que se movió, me abrazó con cuidado, para luego dejarme, se levantó, buscó algo en su habitación, se acercó lentamente, acomodó mi cabello, besó mi frente, y desapareció en el abrazo de su ducha. Fingí no haber despertado...

Ese día me levanté, me di una ducha más corta de lo normal, solo pensaba en irme, algo terminó de romperse esa noche. Al salir, rechacé el desayuno que me espera, le dije...me tengo que ir...no me respondió hasta que tomé mi bolso, me dijo...que te vaya bien, nos abrazamos, nos deseamos una buena vida y me alejé...

Nunca más volví al departamento 108...

Imagen desde: http://lesbicanarias.es/wp-content/uploads/2012/07/

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